Pues bien, el autor Robert Silverberg decide dar un giro a la exploración de este poder. En su libro Muero por Dentro relata la historia de David Selig. Un hombre a sus cuarenta comienza a perder la telepatía con la que nació.
La telepatía en este relato no es un elemento alegre ni mu
cho menos, todo lo contrario. Este poder toma un matiz mucho más sombrío que en los cómics o historias fantásticas, y lejos de ser una ventaja para el personaje, es una maldición.
Así que, cuando Selig comienza a perder este poder, muere un parte de sí. Aquello que lo definió como individuo se va lentamente, dejando a Selig a la deriva para descubrir nuevas maneras de ser, un nuevo "yo".
La novela es un tratado de la soledad. Es un tratado de las implicaciones que tiene el no tener un verdadero contacto, el no poder tener jamás un comprensión total con otro humano. Y, de manera aún más deprimente, habla de la gran decepción y desengaño en el que se viviría si se llegase a saber absolutamente todo de alguien más, sea quien sea.
Así que... ¿con o sin telepatía?
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